Me interesa reabrir un viejo debate que es si debemos proteger a los niños de ciertas temáticas y, por tanto, si hay ciertos libros que debemos censurar y ciertos temas sobre los que los escritores es mejor que nos abstengamos.
Yo creo que no, que precisamente en los libros los niños pueden acercarse a ciertas realidades que de otro modo les cuesta más digerir. Eso no quiere decir que los libros deban ser un instrumento didáctico y de adoctrinamiento porque como dice María Teresa Andruetto, “En la buena literatura los valores, las ideas, las ideologías no se notan, no se explicitan. Entran en la trama de un modo natural, le pertenecen absolutamente al relato, de modo que no se pueden aislar a la manera: este libro nos enseña tal cosa o tal otra.”
Tenemos muchos ejemplos al respecto, solo por citar algunos: El pato y la muerte, El cazo de Lorenzo, La niña silencio o Tres con tango.
Creo que la literatura debe abrir preguntas , debe sugerir y el lector, niño o adulto, debe reflexionar y dar una respuesta con lo que esté dispuesto o en condiciones de escuchar.