¿Es posible borrar el pasado? ¿Qué hacer con los recuerdos que duelen?
El asesino serial de Te ama, León arrastra un recuerdo con el que no puede vivir y eso lo lleva a ensañarse con sus víctimas todos los años por las mismas fechas.
Dos jóvenes que preparan un trabajo de psicología criminal y un niño de trece años se verán envueltos en el asesinato de un Papá Noel en un centro comercial. La curiosidad los llevará a involucrarse en la investigación poniendo sus vidas en riesgo.
Se trata de un thriller que atrapa al lector desde el primer capítulo, desde que a uno se le dispara el corazón al leer “era la primera vez que se proponía quitarle la vida a un niño”.
Los personajes se complementan los unos a los otros: Nicolás, un niño de mente excepcional capaz de desencriptar los mensajes ocultos que va dejando el asesino pero con la insensatez propia de su edad, su hermana Vicky que trata de imponer la prudencia pero que dejará que los otros decidan por ella hasta que ya es demasiado tarde, y Emiliano, un joven organizado y metódico que será el engranaje entre los dos hermanos. A ellos se suman Mateo y Franco, dos personajes de los que mejor no desvelar nada pero que vamos construyendo a medida que avanza la historia.
La información para ir desentrañando la verdad y dar con el asesino se nos va dosificando en la medida perfecta para ayudarnos a unir las piezas del puzzle y tener cada vez más ganas de llegar al final. Dos voces narrativas nos acompañarán a lo largo de este viaje: un narrador en primera persona que es Vicky, y un narrador en tercera persona que se irá colando en la conciencia de los distintos personajes para darnos una óptica más amplia.
Y de fondo, como en todo buen thriller, un mensaje que es el hilo conductor de la novela: es preferible enfrentarse al pasado antes de que él se enfrente a nosotros.