Hablar de la muerte en la LIJ es complicado y las editoriales rehúyen de publicar esos temas con el argumento de : “ya tenemos uno que habla de eso”. La razón es bien simple: los mediadores no se atreven a enfrentarse a este tipo de textos y, por lo tanto, no se venden.

Aunque todavía más complicado que la muerte es el sexo, excepto cuando se trata de libros informativos políticamente correctos. Pero yo me refiero a libros que hablen de frente sobre el tema y que muestren imágenes como la que vemos en el libro “Mamá puso un huevo” de Babette Cole. Hay que aplaudir la soltura y el sentido del humor para hablarle a los más pequeños de la penetración.
En la adolescencia y la juventud, esa sobreprotección (¿del otro o de nosotros?) hace que se tilden de mala literatura o de inadecuados, pero con la diferencia de que estamos en una etapa en que el mediador ya dejó de tener el mismo peso y la censura consigue justo lo contrario. Quizás por eso “El amor es para idiotas como yo” de Sabine Schoder se convirtió en best seller en Alemania.

Si uno lee la contratapa, piensa: “bueno, una nueva novela romántica de chica “normal” enamorándose de la estrellita de rock”, pero su narrativa va mucho más allá, con unos personajes que cargan con una pesada mochila y que encuentran su salvación en el amor, pero un amor carnal que se describe sin ningún tipo de tapujo y que nos sorprende por la libertad con la que Viki se deja llevar a sus diecisiete años, libre de ataduras morales quizás porque no hay un referente adulto que la coarte, y Jay, cuyos padres no se escandalizan con las relaciones sexuales de su hijo, es más, las aceptan bajo el mismo techo con naturalidad.
¿Por qué deberíamos ocultar todo aquello que no es más que la vida misma? ¿A qué le tenemos miedo? ¿No es la lectura una herramienta para reflexionar y no para adoctrinar?
Los invito a proponer títulos que vayan en esta línea para niños, adolescentes y jóvenes.