Otto y Kimoti es una historia de empatía, de comprensión, de amor hacia el nuevo y diferente.
Otto es un pequeño hipopótamo, víctima de un tsunami, que no consiguió llegar hasta la orilla junto a su familia y quedó flotando como un corcho hasta que lo rescataron unos pescadores. Estos trataron de devolverle la alegría de vivir sin mucho éxito ya que las otras mamás hipopótamo no lo querían. Sin casi esperanza, lo acabaron dejando en un paraje junto a una tortuga gigante, Kimoti. Será ella, que a sus 120 años sabe muy bien que “solo con amor y paciencia se llega lejos”, quien conseguirá que Otto deje de sentirse triste y solo.

Atraída por los nombres, descubrí que el nombre alemán Otto significa riqueza, y Kimoti,en japonés, significa sentimiento que, sin duda, es lo que esa tortuga destila por cada uno de sus poros.
La historia, escrita por la argentina Sandra Siemens e ilustrada por Cecilia Varela, la publica la editorial Del Naranjo.
La ilustradora consigue, gracias al colorido de sus imágenes, transmitirnos el poder de la naturaleza, tanto por su violencia como por su paz. Caben destacar las flores rojas casi infantiles que llenan de alegría sus páginas así como las expresiones en el rostro de los personajes.
Otto y Kimoti nos llega al corazón porque esos animales podríamos ser nosotros: migrantes, víctimas de una catástrofe, humanos que muchas veces nos sentimos solos en un entorno displicente que nos ignora.
El broche final es saber que se trata de una historia real sucedida en Kenya durante el tsumani de 2004. Cuando el pequeño lector lo descubre, reina el silencio y sus ojos parecen estar a punto de salírsele de las órbitas.
Una historia sencilla pero de una profundidad magnífica.