
Cuando era pequeña deseaba con todas mis fuerzas un juego de autos que publicitaban en la tele , pero nunca llegaba, aunque nunca supe si por su precio o porque pensaban que no era un regalo adecuado para una niña. En su lugar llegaron varios muñecos que, en la mayoría de las ocasiones, acabaron siendo destripados por mí para averiguar cuál era el funcionamiento que los hacía hablar o llorar.
Al niño de esta historia le pasa algo parecido, él quiere un cochecito para Teresa y a su padre le parece que jugar con muñecas no es propio de varones. Las muñecas son para las niñas es el título de este libro, escrito e ilustrado por dos belgas, Ludovic Flamant y Jean-Luc Englebert, y editado por Tramuntana.
La narración, ágil, pone en el tintero un problema social, el maldito estereotipo de género del que es difícil escapar, pero también un conflicto familiar: la discrepancia, en este caso, entre un padre muy rígido que busca un juguete “normal” para su hijo, y una madre más transigente y empática que solo quiere ver feliz al pequeño.
La solución, como tantas veces, vendrá de la mano de los niños, en esta ocasión del hermano mayor, narrador de la historia. El final, bastante inesperado, le pondrá su dosis de humor a la narración.
Las ilustraciones, centradas totalmente en los personajes y en sus expresiones, nos hacen adentrarnos aún más en esa dinámica familiar que, más o menos, no nos resulta tan ajena.
Un libro para disfrutar en familia y reflexionar.