Muchos son los que pensarán que este libro va dirigido fundamentalmente a esas mujeres, madres y trabajadoras, que tratan de sobrevivir día a día. Sin embargo, tanto lo hilarante de la trama como la frescura de sus ilustraciones harán que la historia llegue a los más pequeños arrancando carcajadas y despertando miradas de sorpresa, y quizás comprendiendo un poco más a sus alocadas mamás.
La madre de este Mamá al galope es una mujer que vive corriendo de un lado para el otro para cubrir todas las necesidades de la familia, pero al llegar el final del día, víctima del cansancio y la frustración, le acaba faltando lo más importante: la alegría de compartir un momento relajado con sus hijos.
Hasta que una mañana se despierta convertida en caballo y eso va a cambiar su vida. Galopando podrá llegar a tiempo a todos los sitios sin sentirse cansada. Al principio, será divertido, pero nada es tan bonito como parece a primera vista. ¿Cómo poder dar lo mejor de ella en todos sus roles siendo simplemente una mujer común y corriente?
Con esta propuesta original y llena de sentido del humor, Jimena Tello realiza una crítica a la acelerada vida contemporánea. El texto le resulta cercano a los niños porque está narrado en primera persona desde los ojos de la niña protagonista, quien admira y entiende a su madre.
Las ilustraciones a lápiz de color, donde impera el blanco puro del fondo, son una delicia, plagada de detalles y de personajes que viven a contrarreloj. Jimena nos dibuja una ciudad enloquecida que podrías ser su Buenos Aires natal o cualquier otra ciudad con el mismo ritmo enfurecido. Porque esa mujer que corre todo el día para ofrecer lo mejor de ella sin morir en el intento, se encuentra en todas partes del mundo, en todas esas madres que la autora nos ilustra en la guarda.
Al final, cuando el lector da vuelta a la última página, se encuentra con un giro narrativo que lo sorprende y que lo deja con la sonrisa en el rostro, la sonrisa dulce que nos permite sacarle peso a una realidad que nos es tan familiar.