Un libro cuya autora es María Teresa Andruetto es garantía segura, pero cuando además la acompaña una ilustradora que sabe decir todo lo que las palabras callan, ya es un regalo para los sentidos. Eso es lo que sucede en Clara y el hombre de la ventana, editado por Limonero.

Martina Trach, una joven ilustradora argentina, con un lenguaje cercano a lo cinematográfico que acerca y aleja al lector de la escena, logra contar con gran sensibilidad una historia a primera vista simple, pero tan compleja como la vida misma.
Esta es, como dice la propia autora, la historia de cómo su madre descubrió los libros al tiempo que su amigo Juan, un hombre encerrado en su casa desde hacía años, volvió a ver la luz del día.
Clara, la protagonista de la historia, va a llevarle a Juan todos los días un capazo con ropa lavada y planchada. Él deja las monedas por el pago bajo la alfombra. Pero la curiosidad y la necesidad los llevará a acercarse. Clara quedará maravillada con la biblioteca del señor y Juan quedará prendado de la transparencia de la niña.
Así Juan descubrirá la pasión de Clara por lo libros, sobre todo los de princesas, y Clara la historia de desamor de Juan y cómo se arrepiente de no haber tenido el coraje para vivir como creía y quería.
Una historia con un texto mínimo de conversaciones breves y muchos silencios donde la imagen lo complementa a la perfección con detalles deliciosos como los zapatitos rojos de Clara, la niña de la luz, que se dice a sí misma en mayúscula con una expresión limpia y serena: YO VOY A TENER CORAJE.
Un merecido destacado Alija 2018.